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Caminar, sonreír, saludar, repetir

Ir a caminar nos expone a la oportunidad de encontrarnos con otras personas. Saludar a los demás con una sonrisa, sean vecinos o desconocidos, mejora nuestra sensación de bienestar, en nuestros cuerpos y en nuestras mentes, asegurando que volveremos a casa alegres en lugar de irritables, y amables en vez de gruñones. No hace falta decir nada, una sonrisa es suficiente.

Los psicólogos especulaban que sonreír puede mejorar nuestro humor, incluso una sonrisa forzada, pero no sabían el porqué. Y los estudios muestran que practicando la sonrisa se puede engañar al cerebro para sentirse más animado. El cerebro se estimula y suelta neurotransmisores que hacen sentirnos más positivos. Hasta podemos percibir que la gente a nuestro alrededor están más contentos. Funciona como una cascada de positividad. Se ve al mundo desde otra perspectiva.

Forzar una sonrisa puede requerir algo de práctica y parecer difícil al principio, pero si lo consideramos más como activar una sonrisa, con la repetición y con el tiempo acaba siendo un hábito natural. Así, los intercambios humanos mejoran nuestra sensación de bienestar. 

Sonreír a los demás al caminar también crea una comunidad más unida y funcional. Y estudio tras estudio se muestra la importancia de la comunidad para mejorar nuestro bienestar. 

Así que, ¡a salir a caminar con una sonrisa!

Fuente: 52 maneras de caminar, Annabel Streets – Bloomsbury Publishing