La depresión es cuando alguien se siente deprimido durante un período prolongado de tiempo, no sólo unos días, sino durante algunas semanas o meses, y se siente así durante la mayor parte del día, la mayoría de los días. Pueden sentirse desesperanzados, infelices, llorosos o perder el interés en cosas que normalmente les interesan. Las cosas que la gente hacía antes para animarse ya no funcionan. Puede afectar la forma en que piensan, sienten o enfrentan situaciones cotidianas como comer, dormir y trabajar, e incluso parecerles gradualmente más imposibles. Aunque saben que todo esto parece ilógico, no pueden evitar lo que sienten. Físicamente también pueden sentirse cansados, doloridos, no dormir bien, tener menor deseo sexual o perder el apetito.
Como resultado de la depresión las personas pueden tener los siguientes síntomas:
- baja autoestima
- un cambio en el apetito
- anhedonia (no poder disfrutar de la vida)
- pensamientos suicidas
- estado de ánimo bajo continuo
- aislarse
Mind (una ONG de salud mental en el RU) (2019) enumera los siguientes tipos de depresión:
• El trastorno afectivo estacional (TAE) ocurre en relación con las estaciones y puede ser cíclico.
• La distimia (también conocida como “trastorno depresivo persistente”) es leve pero continua y dura dos o más años.
• La depresión prenatal ocurre durante el embarazo en algunas mujeres.
• La depresión posparto puede surgir después del parto.
Harvard Health Publishing (2020) también incluye:
• depresión mayor.
• trastorno bipolar (estados de ánimo fluctuantes desde la euforia hasta la depresión).
• trastorno disfórico premenstrual (TDPM, una forma grave de síndrome premenstrual).
Según la OMS (2021), la depresión es la principal causa de discapacidad en todo el mundo, y alrededor del 5 % de los adultos la padecen. Según el Ministerio de Sanidad en España, en 2019 tres de cada diez personas tenían algún tipo de problema de salud mental. En la última Encuesta de Salud Nacional española, más del 6% de la población padecía alguna enfermedad relacionada. La pandemia de Covid ha empeorado la situación y un informe europeo ha demostrado que hubo un aumento de la ansiedad y la depresión de alrededor del 25% en la población de 2020 a 2022.
En algunos casos, es posible que las personas no comprendan por qué están deprimidas y, por lo tanto, su proceso de recuperación puede llevar más tiempo. Sin embargo, algunos factores que se cree que causan depresión son nuestro entorno y nuestro comportamiento. Por ejemplo:
- dar a luz
- problemas para dormir
- estando aislado
- una mala dieta
- consumo de alcohol o drogas
- acontecimientos vitales traumáticos y estresantes
- preocuparse por el dinero y las deudas
- ejercicio insuficiente
Otros factores que se cree que causan la depresión son nuestra biología y nuestra genética. Por ejemplo:
- tener un familiar con depresión
- tener problemas de salud física
- efectos secundarios de algunos medicamentos
- se debate si un desequilibrio químico (de serotonina) en el cerebro podría ser una causa (estudios recientes muestran que no es una causa)
Hay varias maneras de lidiar con la depresión. En el caso de la depresión leve, una opción común es esperar y ver cómo progresa aprendiendo a cuidarse a sí mismo. Ante la depresión severa es habitual buscar la ayuda de un equipo especializado en salud mental.
Sin embargo, en el caso de la depresión leve a moderada, las terapias habladas son una opción común. La terapia cognitivo-conductual (TCC) se centra en identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamientos negativos que contribuyen a la depresión. Ayuda a las personas a desarrollar estrategias de afrontamiento, desafiar creencias negativas y mejorar las habilidades para resolver problemas. La terapia interpersonal (IPT), la terapia psicodinámica (como la terapia humanista integrativa) y las terapias basadas en la atención plena (mindfulness) también pueden ser efectivas, según las necesidades y preferencias de la persona.
Para las personas con depresión de moderada a grave, se pueden recetar medicamentos antidepresivos solos o en combinación con terapias habladas. Los antidepresivos aumentan la actividad de determinadas sustancias químicas cerebrales que participan en la regulación del estado de ánimo. Se dice que la eficacia varía según la gravedad de la depresión y hay quienes incluso sostienen que no medicar es lo mejor.
El terapeuta Richard Worsley cree que la depresión puede actuar como un camino hacia la salud mental más sana y la autonomía: “Quiero sugerir que la depresión, en algunas de sus manifestaciones, promueve la vida a largo plazo. Es esencialmente una evidencia de que estamos tomando en serio en todo nuestro ser las tensiones entre nuestra necesidad de autorrealización y las restricciones que sentimos en nuestro guión de vida.
A continuación se presentan algunas estrategias del Servicio de Salud Nacional del Reino Unido que las personas pueden utilizar para ayudarse a afrontar la depresión.
- Mantenerse en contacto: la gente no debería retirarse de la vida. Socializar puede mejorar nuestro estado de ánimo. Mantenerse en contacto con amigos y familiares significa que tenemos a alguien con quien hablar cuando nos sentimos deprimidos.
- Ser más activos: podemos realizar algún tipo de ejercicio. Existe evidencia de que el ejercicio puede ayudar a mejorar nuestro estado de ánimo. Si llevamos un tiempo sin hacer ejercicio, podemos empezar de forma suave caminando 20 minutos cada día.
- Enfrentar nuestros miedos: intentar no evitar las cosas que nos resultan difíciles. Cuando las personas se sienten deprimidas o ansiosas, a veces evitan hablar con otras personas. Algunas personas pueden perder la confianza a la hora de salir, conducir o viajar. Si esto empieza a suceder, afrontar estas situaciones ayudará a que sean más fáciles.
- No beber demasiado alcohol: para algunas personas el alcohol puede convertirse en un problema. Es posible que bebamos más de lo habitual como una forma de afrontar u ocultar nuestras emociones, o simplemente para ocupar el tiempo. Pero el alcohol no nos ayudará a solucionar nuestros problemas y también podría hacernos sentir más deprimidos.
- Tratar de llevar una dieta saludable: algunas personas no tienen ganas de comer cuando están deprimidas y corren el riesgo de tener bajo peso. Otros encuentran consuelo en la comida y pueden aumentar de peso. Los antidepresivos también pueden afectar nuestro apetito. Si nos preocupa la pérdida de peso, el aumento de peso o cómo los antidepresivos están afectando nuestro apetito, debemos hablar con nuestro médico de cabecera.
- Tener una rutina: cuando las personas se sienten deprimidas, pueden tener malos patrones de sueño, quedándose despiertas hasta tarde y durmiendo durante el día. Deberíamos intentar levantarnos a nuestra hora habitual y ceñirnos al máximo a nuestra rutina. No tener una rutina puede afectar nuestra alimentación, por lo que debemos intentar seguir cocinando y comiendo con regularidad.
- Buscar ayuda para la depresión: debemos buscar ayuda e ir al médico de cabecera si todavía nos sentimos decaídos o deprimidos después de un par de semanas.
Referencias:
Armitage, S-A. (2023). Working with Clients with Depression Part 1 [lecture].
Counsellor CPD. Counselling Tutor. [07/05/2023].