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Mi propio proceso de terapia

Durante toda mi vida sentía que no siempre encajaba en mi familia, ni en los grupos ni en el trabajo. Me sentía culpable y sola porque me pasaba continuamente y no sabía por qué. Decidí investigar el tema para averiguar qué podría hacer para aliviarme porque no encontraba una solución para mi sufrimiento. Hice mucha lectura acerca de casos como el mío y hasta pensé en acudir a terapia o estudiar la carrera de psicología, solo para entender mi situación.

terapia con jo foto de sesión al aire libre por jo steel
terapia con jo logo de APHICE por APHICE

Tenía un trabajo que me provocaba mucho estrés y poca satisfacción (¡como nos pasa a casi todos nosotros!), y durante la Pandemia se cerró mi departamento (¿por suerte? ¡je je!). Me encontré con una indemnización y ganas de cambiar de profesión. Me apunté a un Máster en Counselling Humanista Integrativa en el Instituto Galene en Madrid y pasé dos años estudiando, haciendo prácticas y asistiendo a mi propio proceso de terapia (un elemento obligatorio del Máster). El counselling es un tipo de terapia que proporciona un acompañamiento psicológico a las personas para ayudarlas a sanar su situación.

Me encantó el Máster y me proporcionó todo lo que necesito para poder ejercer como terapeuta, la teoría, las prácticas con clientes, la experiencia de mis compañeros, pero más que nada, lo que más me aportó fue mi propio proceso de terapia. Pasé casi dos años en mi proceso de sesiones semanales, con una terapeuta maravillosa, también del modelo humanista integrativo, y me ayudó a aprender a sanar mi malestar. 

Al principio no sabía cómo participar en el proceso y no sabía qué esperar de la terapeuta. Había muchas sesiones cuando le hablaba de lo que me estaba ocurriendo y al acabar pensaba que no había conseguido nada. Esto es porque estaba en un estado tan malo que no veía que tenía que tener fé en el proceso, y que era MI proceso, solo mío, y que era MI espacio, solo para mí. Ella me daba este espacio para crear mi proceso. Ella solo esperaba de mí mi compromiso para participar y llegar a las sesiones dispuesta a trabajar. Me dijo que nuestro malestar suele tener varias capas, y que durante el proceso nos vamos dando cuenta de ellos, quitándolas una por una mientras nos sanamos. También me explicó que la mayoría del trabajo lo haría yo, entre las sesiones, en mi tiempo libre, reflexionando sobre lo que habíamos trabajado. En mi curso me decían que había que fiarse del cliente, que sabría qué sería correcto para él, con el acompañamiento del terapeuta, dándose cuenta poco a poco del camino a tomar. Y tenían razón. Tenía que tener paciencia para llegar a darme cuenta de lo necesitaba para sanarme.

terapia con jo foto de sesión al aire libre por priscilla du preez en unsplash
terapia con jo foto de sesión al aire libre por jo steel

Hicimos la mayor parte de nuestra terapia online, pero en una ocasión pregunté si podríamos hacer una sesión usando la terapia de ‘caminar y hablar’ en un parque de Madrid. Ambos lo encontramos beneficioso ya que podía usar las metáforas de la naturaleza que nos rodeaba para expresar mis sentimientos, y descubrí que el movimiento involucrado al caminar me ayudó a estar más en contacto con mis emociones y así expresarme mejor. De vez en cuando nos deteníamos para mirarnos a los ojos más intensamente mientras hablaba de algunos temas más personales y detallados. Decidí hacer mi trabajo de fin de Máster sobre la viabilidad de combinar la terapia integrativa humanista con la terapia de ‘caminar y hablar’. Parte de mi investigación implicó encuestar a terapeutas y clientes sobre sus experiencias de la terapia de ‘caminar y hablar’ y la respuesta fue abrumadora: si el cliente disfruta de estar en la naturaleza y acepta hacerlo, lo prefiere a las sesiones en una consulta u online. Esta es una de las razones por las que ofrezco terapia de ‘caminar y hablar’, ya que ayuda a algunos clientes a conectarse más fácilmente con sus emociones y superar su malestar.

Un día, durante una sesión, me di cuenta de que había sanado mi malestar, que podría seguir adelante sola, de forma independiente y autónoma, sin acompañamiento. Tenía claro que los cambios que había hecho en mi vida desde que empezó la terapia eran cambios acertados, y que tenía las herramientas necesarias para afrontar posibles problemas futuros. Y es cierto, porque desde que acabé la terapia en el 2022, tengo los recursos para cuidarme y vivir una vida con la salud mental sana. Sé que puedo volver a la terapia en cualquier momento y que estará allí para mi mi terapeuta, porque tuvimos una relación terapéutica sólida. De su parte me mostró una consideración positiva incondicional, con respeto, naturaleza y calor humano, o dicho mejor, con amor, y sin juzgarme nunca.  Ella no es mi amiga, ni una familiar, sino una profesional que fue capaz de acompañarme hasta que pudiera seguir sola. Le devuelvo su amor con mi propio calor humano y nos saludamos en navidades – un pequeño mensaje de contacto humano. 

terapia con jo foto de un letrero con un mensaje sobre el camino en el proceso de la terapia por nik en unsplash
terapia con jo foto del amor y la consideración positiva incondicional por freestocks en unsplash

No creo en curar el malestar, sino sanarlo. Es una cuestión de aprender y habituarse a convivir con el malestar de forma llevadera. No podemos hacer desaparecer al malestar, sino entenderlo y convertirlo en algo manejable, para poder seguir adelante con ello, mientras vivimos una vida plena y sana.

A veces tengo días malos, y recuerdo el proceso acompañado por mi terapeuta, que me enseñó cómo encontrar mi camino. Y sigo encontrando mi camino. 

Ahora siendo terapeuta, sigo el ejemplo de mi propia terapeuta, y en mi trabajo acompaño al cliente, sigo su ritmo, le escucho activamente y le respeto, con un aprecio positivo incondicional, con calor humano y sin juicios.