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Caminar con los oídos

  • La autora, Johanna Spiri, describía cómo Heidi echaba de menos los sonidos sanadores de la montaña al ir a vivir en la ciudad. Y ahora hay investigadores que ven que escuchar los sonidos naturales en los pacientes de estancias largas en los hospitales baja la ansiedad. El sonido del agua corriente baja los niveles de cortisol de forma más eficaz que el silencio o la música clásica. Así que caminar con los oídos, escuchando sonidos naturales, puede beneficiarnos mucho.
  • Otros investigadores expusieron a 17 jóvenes sanos a distintos sonidos naturales y artificiales para ver cómo les afectarían. Al empezar en un estado relajado (línea base de actividad neuronal), escucharon el sonido de olas rodantes, y sus cerebros cambiaron al foco de atención dirigido hacia fuera. Mientras al escuchar el sonido del tráfico, sus cerebros cambiaron al foco de atención dirigido hacia dentro, que se parece al estado en el que sufrimos de la ansiedad, la depresión o el trauma. Además, el sonido de olas rodantes les afectó a sus cuerpos, reduciendo el ritmo cardíaco, relajando los músculos, y estimulando la actividad suave en los intestinos y las glándulas, lo que indica que el cuerpo se está volviendo a un estado de relajación. Finalmente, se notó que al escuchar sonidos naturales, los participantes desempeñaban mejor tareas que requerían su atención plena, lo cual sugiere que oír el agua corriente mientras caminamos puede mejorar nuestras habilidades de resolver problemas. Los que tenían más estrés se relajaron más al escuchar los sonidos naturales.
  • La OMS cree que el ruido del tráfico provoca la pérdida de 1 millón de años de vidas sanas. Numerosos estudios muestran que hay un riesgo elevado de hipertensión, diabetes, obesidad, ataque cardíaco y cardiopatía. Puede provocar un pico en el estrés, que resulta en el vaso sanguíneo inflamado, lo cual aumenta el riesgo de un ataque cerebral. Los alumnos de colegios cerca de aeropuertos grandes sufren de peor comprensión, memoria y habilidades de lectoescritura. El ruido afecta al pulso, al ritmo cardíaco y a la tensión, incluso durante el sueño más profundo. 
  • Por eso, podemos ir a caminar y escuchar los sonidos naturales del entorno. Según el Fundación Nacional para Lugares de Interés Histórico y Belleza Natural en el RU, los siguientes sonidos nos dan más placer: el canto de ave, un riachuelo corriente, hojas de árbol crujientes, el silencio, ramitas que se rompen al pisarlas, ruidos de animales, el viento entre los árboles, la lluvia cayendo en las hojas, los castaños de indias cayendo al suelo, y el chapoteo en el lodo. También dice que el 30% de las personas que escucha sonidos naturales, nota un aumento en su estado de relajación, mientras los que escuchan una voz guiada en un app de meditación no notan ningún cambio. No basta con escuchar los sonidos naturales en interiores, hace falta salir a fuera.
  • La forma más eficaz de caminar y escuchar es entregarte a la experiencia y dejar que te guíen los oídos, por ejemplo, siguiendo el sonido de un insecto o de un pájaro. El tiempo cambia las rutas, por ejemplo, si hay sequía, lluvia, viento o nieve, y los sonidos nocturnos también son diferentes. Lo importante es caminar con el foco de atención dirigido hacia fuera, no hacia dentro.

Fuente: 52 maneras de caminar: Annabel Streets – Bloomsbury Publishing

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