El filósofo alemán, Kant, caminaba cada mañana a las 05:00 y desarrolló una técnica de caminar y respirar a través de la nariz 250 años antes de que los científicos descubrieran sus beneficios, y qué mejor forma de practicarla, que caminando.
Al respirar por la nariz ocurren unos procesos que filtran unos agentes patógenos, alérgenos y otras cosas indeseables transmitidos por el aire. Las cavidades nasales producen óxido de nitrógeno que aumenta el flujo de la sangre por los pulmones, lo cual amplifica la cantidad de oxígeno en la sangre. Al respirar por la boca, evitamos este filtro y privamos a las células del oxígeno adicional que ofrece respirar por la nariz.
En los pulmones el óxido de nitrógeno bloquea las infecciones respiratorias y estimula el flujo del oxígeno por el cuerpo. Ayuda a prevenir la tensión alta y los coágulos y empuja la sangre hacia los tejidos y órganos vitales. Mantiene la inmunidad al mantener el sistema nervioso sano y al reducir la velocidad del proceso celular del envejecimiento.
Se han confirmado las especulaciones durante Covid y el brote de SARS que inhalar el óxido de nitrógeno por la nariz puede frenar la difusión de unos virus en los pulmones. Las personas que respiran por la boca son más propensos a padecer cardiopatía, la fatiga, la inflamación, dolores de cabeza, el estrés, la halitosis o las caries.
Otro estudio muestra que respirar por la nariz mejora la salud y la aptitud física general. Solemos respirar más despacio por la nariz, lo cual le da más tiempo al oxígeno para entrar en el flujo sanguíneo, y ayuda a activar a las partes del sistema nervioso que sustentan la recuperación. Reduce la tensión alta, ayuda al sueño, facilita la digestión, y crea hueso. Combinar el respirar por la nariz y el movimiento mejora la resistencia y reduce la fatiga posterior.
¿Cómo se hace? Mientras caminas cierra la boca y relaja la mandíbula, la lengua y la cara. Inhala lentamente por la nariz y exhala por la nariz o la boca. Alarga el cuello y abre el pecho y los hombros para perfeccionar la técnica. Cuesta más cuanto más rápido caminas. La respiración ideal se hace lenta y profundamente, inhalando durante 5,5 segundos y luego exhalando durante 5,5 segundos, que son 5,5 respiraciones al minuto.
Recomendaciones:
a). tararear mientras caminas te produce 15 veces más óxido de nitrógeno.
b). disfruta más aún de todos los aromas mientras caminas respirando por la nariz.
Fuente: 52 maneras de caminar: Annabel Streets – Bloomsbury Publishing